Corría el año 2020, después del Apocalipsis Electrónico y del Hundimiento de la sociedad tal y como la conocíamos, el mundo había derrochado demasiado en tecnología y en contaminación, la avaricia prevalecía por encima de las cosas, el estilo y el interés como forma de vida.
En las afueras de Loyalty, una ciudad acabada como el resto, había un bar de carretera a la entrada llamado CPUNK, era otro día cualquiera y se trabajaba por ganarse el pan.
Trallax, El Cocinero Hediondo estaba preparando su salsa especial en la cocina, Gideon (El «Asesor») se encargaba de la barra, Shiro Mishima (El Dragón de Acero) estaba en el taller de atrás, Lorem en una silla durmiendo la mona, Delta Cuatro (El Nómada) como siempre en la puerta vigilando el entorno, y Elix (El Netrunner) en su ciber terminal, enganchado en la oficina.
Había un flacucho de pelo negro y tatuado en la barra tomándose una cerveza, unos cuantos moteros jugando al holo-billar como de costumbre.
– Que asquerosa esta salsa – Dijo el flacucho en la barra con cara de asco, en lo que Trallax asomó la cabeza. – No pienso pagar esto –
– Disculpa, son 5 eurodólares – Dijo Gideon acercando su mano a su pistola.
El tipo se alejó rápidamente de la barra, sacó su pistola y empezó a pegar tiros corriendo marcha atrás hacia la puerta, Delta Cuatro se dio cuenta del tiroteo y entro por la puerta, le pegó un piñazo en la nuca y este cayó al suelo, partiéndose el cuello.
– Rápido Gideon, ayúdame a recoger esto – Dijo Delta Cuatro, agarrando el cuerpo con un brazo. – Yo voy a ver si me dan algo por sus órganos en Loyalty – Se montó en su coche y partió en lo que Gideon recogía el desastre.
Al rato llegó un hombre lleno de piercings, chaqueta de cuero abierta y muchos tatuajes, mediría unos dos metros de alto.
– ¿Donde está mi primo? – Gritaba – ¿Que donde está ?- Empezó a tirar mesas al suelo.
– Ven, siéntate aquí – Dijo Gideon diplomáticamente, era de la clase de hombres que imponía respeto con solo mirarte. – Cuéntame, como es tu primo –
– Es un Émola, suele venir a este tugurio, además vi su moto fuera, y no puede haberse ido sin ella – Dijo el hombre alterado.
– Yo no lo he visto, no habrá ido muy lejos – Dijo Gideon, se había dado cuenta de que la llave estaba en la barra y la cogió.
Al rato, Elix llamó a todos – Reunión en el despacho en 5 minutos – Parecía urgente.
Delta Cuatro había llegado y vendío por 240 eurodólares los órganos del fallecido, y 10 más que encontró en su cartera, y volvía rumbo al Bar. Gideon y Shiro que no estaban demasiado ocupados fueron a hablar con Elix.
– Chicos ¿y el resto? – Preguntó Elix, a lo cual contestaron la posición de cada uno. – Bueno, no hay tiempo que perder, descodifiqué una señal de los Émolas, lo único que pude detectar fueron dos palabras, y no hace falta más, CPUNK y Bomba, aparte … – En lo que comentaba Elix, Shiro escuchó un extraño pitido que se iba acelerando por minuto.
– Escucháis … – Decía Shiro, cuando una explosión surgía debajo del local.
Cuando Delta Cuatro llegó, estaba todo en llamas, destruido, un heliplaneador estaba por encima del bar, recogiendo tres camillas, cuando se disponía a entrar escuchó unos pasos a su alrededor, era un MetalGear con un símbolo de una corporación en su hombro, y le atacó, Delta Cuatro desvió la vara de acero del soldado, la cual rompió la ventana de su coche, empezó a correr dejando una granada en el suelo detrás de si, rompiéndole la ciberpierna al soldado, el cual seguía arrastrándose solo con los brazos.
– Mierda, he roto mi coche y sigue vivo – Pensó Delta Cuatro, el cual agarró al soldado, lo metió dentro de su ya destruido vehículo y lanzó un par de granadas más.
Destruida la amenaza fue a la puerta, estaba todo colapsado y ardiendo y era imposible entrar, decidió ir por la puerta trasera, al llegar no había nadie y misteriosamente la puerta estaba abierta, no forzada, y con un sobre dentro, lo abrió y contenía una dirección, al entrar encontró a Trallax, que estaba algo dolido, pero podía moverse, entre los dos sacaron a los supervivientes.
– Trallax, ayuda a Lorem y entre los dos sacad a los clientes, yo volveré con nuevas – Dijo Delta Cuatro tomando rumbo a la dirección con el jeep del Bar.
Gideon y Shiro comenzaron a despertarse, estaban en una sala, acostados en camillas y amordazados.
– Buenas tardes Caballeros – Dijo un señor asiático, vestido con un traje azul celeste, los ojos casi cerrados y una sonrisa de par en par. – Les vengo a ofrecer un trabajo, supongo que querrán saber quien les ha atacado – Chascó los dedos y un hombre de negro se le acercó y le dio un sobre. – Lo único que requiero de ustedes es que destruiyáis a los Émolas que son los responsables del ataque y a los Panzios que contaminan el centro de América –
– No creo que podamos responderle mucho en esta situación – Dijo Gideon haciendo referencia a la mordaza que lo retenía.
– ¡Oh! donde están mis modales – Chascó nuevamente los dedos y dos tecnomédicos se acercaron a Gideon y a Shiro y los durmieron.
Delta Cuatro se dirigió rumbo a su objetivo y al llegar vio que era una mansión enorme,
dejó el Jeep aparcado por fuera y rodeó, con una máxima seguridad de MetalGear se dio cuenta que lo mejor era entrar por la puerta principal, tocó el timbre y la puerta se abrió. Se montó en el Jeep y entró, al llegar a la entrada de la mansión vio a un señor con un traje azul celeste y un heliplaneador que despegaba del helipuerto de la mansión.
– Delta Cuatro, bienvenido, no hace falta decir más, tome este sobre, y vuelva con sus amigos, ya sabrá el resto – Dijo el señor entrando en su mansión sin mucho detalle.
Delta Cuatro se apresuró rápidamente para ir de vuelta a CPUNK o a lo que quedaba de él.